jueves, 22 de abril de 2010

RECURSOS TERAPÉUTICOS EN EL TRATAMIENTO DE LA LUDOPATIA

El juego es una actividad connatural al ser humano, y por ello es modeladora del

crecimiento y desarrollo de las habilidades sociales.

Conlleva su desarrollo distinta evolución, desde el juego solitario de los bebes, al más

estructurado en compañía, o al de la socialización y competencia, juegos de equipo y

competición.

Por lo tanto deberemos decir que el juego es una actividad lúdica, divertida, social y

educadora connatural al ser humano y potenciadora de su crecimiento.

Hay otro tipo de juegos, que igualmente son para la mayoría de la población,

actividades lúdicas y socializantes, pero que para otros se convierten en su

dependencia. Hablamos de los juegos de azar. Desafortunadamente en nuestro idioma,

no hay como en el inglés, expresiones o palabras que delimiten las distintas acepciones

de la palabra juego- puede ser juegos infantiles, amorosos, sexuales, juegos de palabras

o de azar, etc- pero en nuestro caso nos vamos a referir en exclusiva a juegos de azar o

gambling que implican una apuesta y la incertidumbre de ganar o perder o de poder

variar el destino que se llega a vivir como insufrible y se confía que un golpe de suerte

lo cambie a nuestro gusto, de ahí que en el jugador se den distorsiones en la percepción,

en la cognición y atribución haciendo que de alguna manera se sienta omnipotente y con

capacidad de variar por el azar su suerte, de ahí que se reitere la conducta de juego hasta

llegar a convertirse en adicto del mismo.

Estas serían las características más definitorias del juego de azar.

Por esta misma incertidumbre de ganar o perder así como por la falsa ilusión de control

sobre el juego es por lo que muchas personas llegan a engancharse y de ahí generan su

adicción al juego de azar o ludopatía que es de lo que hablamos.

Siendo esto así hay personas a las que el juego les genera innumerables problemas,

personales, familiares o sociolaborales, debido a su relación abusiva y dependiente con

el mismo.

Estas personas son a las que denominamos ludópatas, que son aquellas que han

generado una relación inadecuada y reduccionista con el juego de azar y que a pesar de

los problemas que les causa la reiteración de la conducta de juego son incapaces de

evitarla.

Esta última referencia de que “ A pesar de los problemas que les genera la reiteración

del juego en los diversos ámbitos de su vida, personal, familiar, relacional o de trabajo,

son incapaces de evitarla” y con esta definición entramos en el verdadero meollo del

abuso del juego de azar, que es que se convierte en adicción con la aflicción que

conlleva para uno mismo y para los demás .

Ciertamente la sociedad va cambiando su visión del abuso de jugar para entenderlo

como una dependencia, que socava todo lo que de importante existía en la persona

así como trastoca toda la escala de valores. Se va alejando la visión moralista de

entender la ludopatía como un vicio y que quien abusaba del juego era porque no quería

dejar de jugar y no le importaba el daño que pudiera hacer a su entorno.

Nada más alejado de la realidad, el ludópata no puede contener el impulso de jugar y

más en las épocas o momentos más estresantes o de ansiedad, se culpabiliza y pena por

el daño que está haciendo en su entorno, pero la necesidad de estar bien y de no sentir

el displacer, hace que reitere la conducta de juego, retroalimentándose mutuamente,

estoy mal, agobiado, necesito estar bien y juego, me culpabilizo, me angustio, vuelvo a

jugar y así hasta que alguien le para.

CUAL ES EL PROBLEMA?

A partir de esta premisa deberemos considerar cuál es realmente el problema de la

ludopatía y para ello estableceremos varias consideraciones que a su vez definirán la

dirección y modelo terapéutico a seguir.

El problema de la persona que abusa del juego es el propio juego? o bien el juego no es

sino una solución? Mala, pero solución y que el verdadero problema de quien juega, no

es otro que él mismo y lo que no resuelve en si mismo y con el juego logra escapar y

huir del conflicto generado, aunque la propia conducta de juego propicie la aparición de

nuevos problemas añadidos a los que uno evitaba enfrentarse, que seguirán sin

resolverse y que a la vez precipitarán al ludópata a persistir en el juego, generando una

espiral de angustia y miedo que se ha de compensar jugando y que nuevamente generará

nuevos conflictos y nuevo juego. Esta es la génesis de la ludopatía.

Desde esta perspectiva queda claro que el “juego no es el problema” y es la base del

modelo terapéutico de Azajer. El juego sólo es un síntoma y el verdadero problema es lo

que lleva a uno a jugar y que nosotros definimos como un déficit de personalidad en el

individuo dadas unas condiciones previas.

FINALIDAD

De esta forma Azajer no se conforma con resolver los síntomas sino que trabaja por

resolver las causas que llevan a descontrolar el juego.

Como se podrá apreciar el trabajo y tratamiento es más amplio y complejo dado que el

ludópata ha de lograr una Reestructuración Personal unida a la propia que ha de

realizar el grupo familiar afectado por la ludopatía del dependiente- No se entendería un

tratamiento que no contemplará la reestructuración personal de todos los afectados y

más si consideramos el papel relevante de la familia en el Mantenimiento de la

ludopatía .

No hemos de descuidar la atención de los ludópatas aquejados de varías patologías o

multimorbilidad, alcohol, juego, drogas dado que ya resulta muy difícil de encontrar

ludópatas puros, pues lo más frecuente es que junto a la ludopatía aparezcan otras

dependencias y requieran de tratamientos integrados adhoc, que nos permita tratar tanto

los trastornos psíquicos generados, la somatización de los síntomas y los trastornos

sociales asociados, al igual que los que se producen por la ludopatía.

Algunos retos a futuro

La ludopatía, la comorbilidad y las adicciones generadas por el abuso de las NT (nuevas

tecnologías) van a determinar las líneas de intervención en el futuro. Móviles, chat,

apuestas en red, casinos online que es lo que se ha dado en llamar netgambling será el

caballo de batalla en nuestra actividad a futuro.

domingo, 18 de abril de 2010

Mi nombre es Franco P, soy un jugador compulsivo en recuperación.


Empecé a jugar a los 25 años a las carreras de caballos de esto hace ya más de 23 años. A los 2 o 3 años ya no podía manejar mi manera de apostar y como, ya ni esto me alcanzaba, a los cuatro años me compre mi primer caballo, llegué a tener 7 caballos en training (corriendo). Ahí todo empeoró, porque no solo apostaba a mis caballos cada vez que corrían, sino también a otros que seguía de antes o alguno que me gustaba, por eso aunque mis caballos ganaban (que no era siempre), yo igual perdía.
Hace 8 años cuando, toque fondo y mi vida estaba destrozada, comencé a concurrir a J.A., mi primer grupo fue Nueva Vida de Belgrano, al que aún hoy sigo concurriendo, por lo menos una vez por semana. Tuve muchas recaídas, lo máximo que estaba sin jugar eran 100 días, ya que el hecho de ser desobediente con el programa, teniendo incluso mis propios caballos y estando por eso en el mismo ambiente rodeado de gente que apostaba o tenía que ver con el tema (cuidador, entrenador, amigos, propietarios de otros caballos), hacia que mis recaídas fueran frecuentes.
En el grupo, los hermanos me sugerían que me deshiciera de ellos, pero para mí era muy difícil poder hacerlo; hasta que vivir preso del juego se me hizo intolerable, no aguantaba más las presiones y estar evadiéndome de todo y de todos, entonces comencé a venderlos y los que no puede vender los regalé, necesitaba salir de todo ese infierno.
De esto ya hace un año y medio casi y hace y año y 3 meses que no juego; a partir de ahí empecé una nueva vida, hoy tengo algo muy importante que nunca tuve ¡Libertad!
Siento que mi vida cambió completamente, soy más responsable, logré pagar mis deudas y empezar a progresar no solo en lo económico, sino también en la relación con mis hijos, mi familia y amigos.
Por otro lado hoy soy obediente con el programa, presto servicios, soy el Tesorero de Esperanza, grupo al que asisto hace 3 años , además de ir como dijera a Nueva Vida y a cada grupo que pueda en la semana como Vivir de lomas, Fénix de lujan, Agronomía y Olivos entre otros.
Si puedo transmitir un mensaje a los hermanos que les cuesta dejar de jugar, como a mí me costó, es no dejar de concurrir nunca a los grupos, porque no todos tenemos el mismo tiempo, pero con la concurrencia al grupo todo llega: el clic aparece, yo tardé casi 7 años pero hoy puedo! solo por hoy no juego !!!

domingo, 4 de abril de 2010

Testimonio de Tomás, ludópata y adicto al sexo

Testimonio de Tomás, ludópata y adicto al sexo



La concurrencia de dos o más adicciones (comorbilidad) es muy frecuente, y viene a apoyar la teoría de que las adicciones no son sino vías de escape a conflictos no resueltos.
Vi un anuncio de Azajer en la prensa. Una vez por curiosidad llamé al número. Míriam me atendió y me hizo ver por qué jugaba. Me hizo pensar y me di cuenta de que el problema no era el juego: el problema estaba dentro de mí.
Un día que me encontraba muy mal y me había jugado todo el dinero que llevaba encima fui a ver a una psicóloga, amiga mía. Le pedí ayuda. Estaba preocupado porque no se enterara mi novio: no quería implicarle. Ella me dijo que la única solución era Azajer, que allí me ayudarían a rehacer toda mi vida. Yo me resistía, pero ella llamó a pedir hora para mí en ese mismo momento. Y vine de inmediato.
Mi reunión con José Vicente fue dura, porque me hizo un "retrato". Me vi reflejado en lo que me dijo, y eso me dio miedo. Salí llorando, diciéndome a mí mismo: "no voy a jugar más, pero no voy a entrar en esta asociación". Me daba miedo tener que ahondar en mis problemas más íntimos.
Aguanté un par de semanas sin jugar. Cuando recaí, conté el problema a mi novio y a mi hermana y me acompañaron de nuevo a Azajer.
Al llegar aquí no entendía nada. No comprendía que un grupo de gente hablando de sus problemas fuera una solución a lo que yo creía que era un problema solamente de juego.
Los primeros meses entre mi hermana y mi novio se ocupaban de mi seguimiento, pero nunca se lo tomaron muy en serio. Ellos eran jugadores sociales y creían que yo también lo era. Así que tenía acceso a dinero que no necesitaba justificar.
No quería jugar, pero necesitaba escapar, así que este dinero lo utilizaba para encuentros sexuales, en saunas y lugares similares. Llegó un punto en que usaba el sexo para evadirme. Cuantas más parejas pudiera tener una noche, mejor, sin importarme si estos hombres me atraían, y muchísimo menos qué podía venir después del sexo.
Actualmente estoy solo, pero no por eso estoy peor, sino todo lo contrario. He quitado lo que sobraba de mi vida, y ahora soy feliz y dispongo de recursos para afrontar la vida como una persona nueva


miércoles, 31 de marzo de 2010



Los salones de juego de AZAR tratan de captar clientela con ofertas de restauración a precios muy populares La crisis parece haber elevado la afluencia de jugadores.
Las locales de tragamonedas no son lo que eran. Si no suele frecuentar los salones de juego o hace años que no pisa uno, quizá se sorprenda de la disparidad de máquinas que componen este universo del azar y su entorno, con sugerentes ofertas de restauración y ganchos para todos los sentidos. Las clásicas tragamonedas de tres carretes se completan de otras más sofisticadas, de pantallas digitales y sistemas interconectados. A pesar de estos cambios, el oscurantismo y la presencia jugadores ensimismados siguen caracterizando el ambiente de la mayoría de estos establecimientos, que, con la crisis, parecen ganar clientela.
Buena parte de estos locales se complementan con un bar o cafetería que les aportan un plus de normalidad y los alejan de los esquemas con que suelen identificarse. Así, atraen a un público más amplio. De hecho, resultan llamativos los bajos precios con que captan la atención del consumidor. Promociones de bebida, desayunos y meriendas a precios populares y una amplía carta de comidas --desde bocadillo y sandwich a platos combinados-- son algunos de estos ganchos. Al lado de la barra, en espacios independientes y psicodélicos, las tragamonedas buscan la atención de los jugadores con sugerentes premios. El abanico de posibles apuestas es muy amplio, con el bingo y ruletas electrónicas como últimas incorporaciones a este elenco del juego.
"Estoy viudo y jubilado. Aquí paso el rato", comenta un hombre de pelo canoso sin despegar la mirada de la tragaperras. "Procuro no venir todos los días, solo dos o tres a la semana", comenta sin revelar su nombre. "No hago cálculos sobre lo que gano o pierdo, pero creo que me suelo quedar igualado. Lo importante es que me entretengo". A escasos metros, desde un confortable sillón, otro jugador de avanzada edad se maneja con soltura con una compleja tragamonedas . "Sé jugar mucho. Me conozco muy bien esta máquina y me gano así un dinero extra", asegura. "La gente cree que los que venimos a estos sitios somos medio ludópatas, pero no es cierto, aquí hay gente de todo tipo", argumenta un joven, de 25 años, quien defiende que esta es "una forma más de divertimento".
Son pocos los jugadores que se avienen a hablar. La mayoría prefiere pasar inadvertida, al igual que los empleados y propietarios de los muchos locales visitados, que eluden realizar cualquier comentario.
La Asociación de Jugadores de Azar en Rehabilitación (J . A) advierte de que el número de aficionados al juego se ha elevado con la crisis. Y es que muchos ven en estas máquinas una solución mágica a sus penurias económicas.